HENRI MATISSE
(Le Cateau-Cambrésis, Francia, 1869 – Niza, Francia, 1954)
La caída de Ícaro,1939
Edición 1988
Litografía
Colección permanente, MAB
En la mitología griega, Ícaro es el hijo de Dédalo, un famoso arquitecto de Atenas que vivía en la isla de Creta. Dédalo perdió el favor del rey cretense y fue encarcelado junto a su hijo en el laberinto del Minotauro, el cual él mismo había construido tiempo antes. La única ruta posible para escapar era a través del aire pero para ello, había que tener alas. Dédalo con su gran ingenio emprende la creación de dos pares de alas con plumas de aves unidas con cera para él y su hijo. Ensayaron el vuelo y emprendieron el escape. La única salvedad que le dijo Dédalo a su hijo Ícaro fue no volar cerca del sol, pues sus alas estaban pegadas con cera, el calor las podía derretir y lo podía hacer caer al mar. Ícaro fue olvidando el consejo de su padre y se sintió confiado al volar los cielos cada vez más altos y cerca del sol. De repente, sus alas comenzaron a desprenderse y súbitamente cayó al mar. Dédalo presenció la muerte de su hijo desde las alturas.